El fascinante mundo de la astrología


ELEGIR SISTEMA DE PREDICCIÓN 2


Es evidente que H. Gouchon, ha simplificado y mejorado la forma de pronosticar, vemos que ha rechazado de un plumazo todos los demás métodos, que se ha quedado con las direcciones primarias y los tránsitos, es verdad que con esta fórmula pueden extraerse buenos resultados pero...


Para poder utilizar las primarias, tropezamos con la rectificación de la hora, aquí entramos en un terreno espinoso, digo esto porque, cuando grandes astrólogos han intentado rectificar la hora de algunos personajes famosos, nunca coinciden.


Si se dispone de varios sucesos se busca dentro de la hora de nacimiento de origen, el acontecimiento más cercano, es decir, si dirigimos el MC, que coincide con un mal aspecto con Saturno y este es regente de la casa VIII automáticamente añadimos o quitamos x minutos porque puede tener relación con una muerte familiar, pero una vez centrada la hora con este hecho, nos encontramos que a tal edad hubo un accidente y no existe ningún aspecto que pueda relacionarlo, entonces se volverá a rectificar, unos se quedarán con x minutos y otros con el otro acontecimiento, algunos si no encuentran nada se lanzarán a buscar otro tipo de apoyo  con otro sistema hasta saciar su satisfacción personal en hechos pasados.


Bien es verdad que Morín utilizaba las direcciones primarias para rectificar y pronosticar, en unión con las revoluciones y los tránsitos.


Pero Morín era un genio, no lo ha superado nadie disponía de una intuición y un carisma  especial, sinceramente, creo que Morín no hubiese utilizado un sistema artificial, disponiendo de Urano, Neptuno, Plutón. No estamos en un partido político  democrático y liberal que en su interior es como una secta y hay que acatar los dictados para estar todos unidos, parece una incoherencia pero es real. Esto es aplicable a muchas escuelas de astrología.


Mi humilde opinión es que hay que darle total prioridad a los tránsitos, y se puede utilizar si se quiere, otros métodos auxiliares, pero eso sí, dejando la corona exclusiva a los tránsitos. Es indudable que utilizando los tránsitos y aplicando las determinaciones de Morín se obtienen muy buenos resultados. Los orbes deben ser los mismos que para la carta natal, sobre todo para los aspectos celestes. Para los aspectos con el radix suele generalmente producirse cuando está a menos de 1º. Claro que aquí entra en juego el sistema de las determinaciones.


Supongamos a Saturno a 11º o 12º del ASC en casa XII, el nativo tiene una caída y se fractura una pierna o un brazo, no existe ningún indicador con la natal para poder comprobar este acontecimiento, pero el Sol está en conjunción exacta con el ASC y el Sol se mantiene unido por conjunción con Saturno. También podría darse el mismo ejemplo con Marte en vez del Sol, ahora bien, en este supuesto caso habría que reducir el orbe. Volviendo a la rectificación quiero añadir, que si se realizara por frotamiento tendría mi carta y la de mis familiares totalmente desgastadas. Puedo asegurar que lo sorprendente y misterioso está en los tránsitos.


Dicho sea de paso llevo varios días sin entrar en mi Web, pues ha fallecido repentinamente un familiar mío, curiosamente el verano pasado, mi mujer me preguntó como tenía su carta, le dije que en primavera nos esperaba un fallecimiento por parte de su familia, llevada por su curiosidad insistió, si podía saber de quién se trataba, le dije, creo que tu madre, cometí un grave error, me dejé llevar por la lógica, nadie podía esperar la muerte de su hermano a sus cuarenta y ocho años, teniendo a su madre con ochenta y ocho años. Urano en tránsito llegó al MC 0º 03' y Saturno en tránsito a 0º08' en el ASC. En la natal, Saturno es regente de la casa VIII. Pronostiqué la muerte en la familia, acerté, Urano en oposición a la casa IV, pensé que podía tratarse de su madre porque transitaba la cúspide de la casa X, pero tonto de mí, no presté atención en que Urano está presente en la casa III natal, la casa de los hermanos, esto demuestra la exactitud de los tránsitos, y que los errores los comete uno mismo. Puesto a hablar de errores, hace bastantes años, un amigo mío, un conocido abogado me pidió que le levantara su tema, y me preguntó si le iba a tocar la lotería, le dije que no, y cual no fue mí sorpresa que a los pocos días le tocó para navidad (ironía del destino). Bien es verdad que se aprende con los errores, pues solía descuidar los segundos regentes de las casas, desde entonces les doy la importancia que se merecen, tenía un Júpiter en domicilio con inmejorables aspectos, aquello me afectó bastante, aunque mi amigo sigue confiando en la astrología y tiene claro mi error.


Si estás interesado en estudiar astrología no pierdas el tiempo con fantasías, estudia todo sobre Morín, aplica dichas determinaciones a los tránsitos, no olvides que un planeta fuera de orbe puede actuar, debido a otro planeta que hace de puente, y si no encuentras justificación a algún acontecimiento ocurrido, pasa página. La astrología es una ciencia, en toda ciencia hay un margen de error, y no basta con desojar una margarita. La astrología es como un bello y enorme árbol que necesita una buena poda.


La astrología tiene que mirar hacía delante, no hay que inventar nada, simplemente descubrir la influencia de los nuevos planetas. Morín sentó las bases, pero los tiempos han cambiado,  él tenía gran interés con los tránsitos, pero le faltaba las piezas principales que tenemos hoy en día. Y para terminar quiero aportar la opinión de André Barbault y algunos datos muy interesantes del mismo:


Sin duda, cierto debilitamiento en la consideración de las direcciones procede del uso erróneo que los mejores profesionales hicieron de ellas. La dirección primaria de las posiciones fuertes, como son el AS y el MC, requiere una rigurosa precisión horaria del nacimiento, mientras que la declaración del registro civil o de los recuerdos de familia, cuando no es falsa, deja generalmente más o menos que desear. De ahí, el esfuerzo por encontrar ese momento preciso del nacimiento, condición indispensable para la práctica direccional segura. Ahora bien, este trabajo de rectificación no ha dejado de decepcionar a numerosos observadores. Dos profesionales notables como C.Fagan en Gran Bretaña y O.Freyre en Suiza, al comprobar uno y otro el tema del duque de Windsor, en su momento rey de Inglaterra bajo el nombre de Eduardo VIII, llegaron respectivamente a retrasar y avanzar la hora oficial del nacimiento con justificaciones aparentemente inatacables. Y tras la tragedia de Dallas, los mejores expertos, desde la austriaca Z. Wassilko al francés H. Gonchon, pasando por algunos otros- explicaron, después de sucedido, el acontecimiento, basándose en diversas versiones del tema de John Kennedy, corregido cada vez de forma distinta. Esto es, seguramente, como para enfriar al adepto, aunque hay que clamar bien alto, si se da el caso, que este problema ocasional de la práctica no pone en absoluto en cuestión el valor del principio.


No hay comparación posible entre el tablero astral limitado con que contaban los antiguos y la dimensión nueva que se ha abierto ante nosotros con la integración de Urano, Neptuno y Plutón. El radio del sistema solar se ha cuadruplicado y, al pasar de siete a diez cuerpos celestes principales, se salta de diecisiete a cuarenta y cinco relaciones interplanetarias, y las áreas de sus periodicidades se han extendido de un ciclo, entonces máximo, de veinte años a un ciclo de medio milenio. Ciertamente, era imposible que los antiguos pudieran seguir y al mismo tiempo justificar todo lo que sucedía en la existencia de un individuo recurriendo únicamente a los tránsitos. Y como les faltaban tres piezas esenciales -como veremos más tarde, las más importantes-, era lógico que los tránsitos les parecieran insuficientes e incluso secundarios. De ahí la reducción de su papel a una mera función de apoyo, en proporción con el sistema solar pequeño de los antiguos, lo que, por lo demás, rinde justicia al don de observación de estos últimos. De este modo, el tránsito deja de ser ese auxiliar encargado únicamente de dar el último toque a la ejecución de la obra rectora, la gota final que hace desbordar el vaso que otros han llenado. Actualmente, se presenta como un sistema entero, que se basta perfectamente a sí mismo dentro del programa de sus propios efectos. En lugar de no ver en él más que el minutero del reloj, se le considera por sí solo como un grandioso sistema de relojería.


A pesar de lo que han dicho -incluso autores tan respetables como el difunto Henri Gouchon-, por no haber sabido interpretar realmente el fenómeno, no es en absoluto necesario que el tránsito tenga necesidad de una dirección acompañante para adquirir una eficacia que ya posee ampliamente en sí mismo, independientemente del resto. Todo lo más, puede concederse que, cuando se le añade una dirección de la misma tendencia, aún es más significativa la etapa del acontecimiento común, al punto de que este paralelismo puede convertirse en un fenómeno amplificador.

Para acabar quiero decir, que un tránsito de Júpiter que repite los mismos lugares aproximadamente cada 12 años, no tiene porque aportar siempre algo, pero si transita un punto importante de la carta natal, y al mismo tiempo está en buenos aspectos celeste con Plutón y Neptuno, desde luego no pasará inadvertido, aportara cosas buenas en abundancia, siempre según lo prometido en la carta natal. Por el contrario si dicho tránsito se realiza con malos aspectos con los planetas ya mencionados, no hay que esperar nada bueno al contrario.


AstroEuropa- 10/4/2003